miércoles, 7 de octubre de 2009

Poema: "El Velero de mi Alma"




* El Velero de mi Alma *




Es mi Conciencia
esa vela que surca
el mar eterno
de la experiencia.

Será mi Cuerpo
ese mástil caduco
que he de tomar
en cada puerto.

Mástil y vela,
Conciencia y Cuerpo,
herramientas vitales
de quien navega.

Mi Alma es el barco,
su bandera la Paz,
timonel mi Razón,
y Confianza su casco.



7 comentarios:

  1. Bravoooo mi querido amigo, que bello poema
    que armonia en cada estrofa, de veras que
    me encanta pasear por tus bellas inspiraciones.

    Besitos

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  2. *
    He tratado, Yasmina,
    de dejar plasmado en cortos y amenos versos,
    lo que pienso respecto a lo que somos
    como cuerpo, mente y alma.

    Gracias por tu Comentario.

    Un abrazo.

    Angel

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  3. Un velero blanco cruza mi añoranza,
    esculpe la mar brava con sus aguas.
    Estrellas de plata dibuja y lunas blancas,
    en el cielo de mis noches iluminadas.

    Una nube de pasión cruza los cielos,
    bajando lluvia pequeña en fina danza.
    Yo camino por las sendas de tus cielos,
    fundiendo en mi costado la esperanza.

    Perdidas entre dulces sueños dos almas.
    Su reencuentro multiplica las estrellas,
    observando atentas a la dama
    Galatea, ninfa entre las bellas.

    Solo quiero la tersura de tus labios
    y mi barca anclada en tu puerto.
    Adueñarme de la mirada de tus ojos.
    No retroceder ante el embate de tus besos.

    Rotas las ánforas de viajes y despedidas.
    El amor en oscuras celdas prisionero.
    Torbellinos de ilusiones renovadas.
    Ha roto los barrotes de mi encierro.

    A la orilla de la mar espero tu regreso.
    Libre , con ilusiones y esperanzas.
    Deseoso de cumplir mi soñado deseo.
    pasan los días, tempestades y bonanzas.

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  4. Aventura

    Las velas tensas del Galatea
    con el viento a su favor,
    va surcando los mares
    y canta mi corazón.

    Ni borrascas ni tormentas
    detendrán esta aventura,
    tengo historia, sol y viento
    tengo rumbo y dirección.

    Llevo en mis arcas tesoros
    de inigualable valor,
    recuerdos viejos, tristezas nuevas
    y alegrías al por mayor.

    Las bodegas van repletas
    de vivencias compartidas,
    de miradas como estrellas,
    de cariños florecidos,
    de perfumes del amor.

    Hay baúles que rebosan
    sentimientos olvidados,
    gestos no comprendidos,
    nostalgias, horas felices,
    años de intensa pasión.

    En una caja pequeña,
    con forma de corazón
    hay lágrimas y sonrisas
    que guardo hace muchos años
    son mi tesoro mayor.

    Las velas tensas, el Galatea altivo,
    sol arriba, y con el viento a mi favor
    van conmigo mis tesoros
    los guarda mi corazón.

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  5. El Galatea navega de nuevo

    Aquel viejo Galatea, fatigado
    por muchas singladuras por los mares,
    hubo de renunciar a sus andares
    quedandose en quietud, a un puerto anclado.

    Ya vientos y tormentas son pasado
    recuerdos, solamente los lugares,
    que en su ir y venir, dudas y azares,
    su quilla trotadora, había pisado.

    Quizás alguna vez hoy, todavía,
    bulla en sí la nostalgia de algún día
    y sienta tentacion de andar camino,
    y crea haberlo conseguido.

    Pero que se de cuenta que eso es sueño,
    al conseguir saber que ya no es dueño
    de disponer por sí de su destino,
    aunque puede ser un desatino:

    El pensar que marinos leales,
    de un apartado muelle tomado,
    con ilusión y ya desanclado
    surca con ellos los mares.

    El Galatea navega de nuevo
    con sus velas enchidas de viento,
    lugares, mar, firmamento,
    cobró realidad su sueño

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  6. El aprendiz y el Galatea

    Desde que era niño siempre tuvo un sueño,
    se lo dió un barquito de papel,
    y fue desde entonces que quiso ser dueño
    del velero blanco y navegar en él.

    No por los paisajes de cielos lejano
    tampoco por islas de hermoso coral
    él solo soñaba sentarse en su barco
    y por una brisa dejarse llevar.

    Al pasar el tiempo se quedó en un sueño
    nunca cumplió su anehelo de mar
    nunca dijo nada, y siempre su empeño
    fue en el Galatea poder navegar.

    Al pobre velero nadie le ofrecía,
    por sus pocas fuerzas un poco de mar,
    y allí en el puerto día tras día
    se le arrebató su deseo de poder navegar.

    Pasado ya el tiempo aparece en su sueño
    y se va hasta el patio, buscando soñar,
    en la vieja silla, se siente en el barco,
    cerrando los ojos escucha la mar,

    y hasta hay una brisa
    que baja a sus labios
    olas pequeñitas
    con sabor
    a sal.

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  7. Bellos poemas los que tu gran amor al
    Buque Escuela Galatea
    te ha hecho escribir.

    Te felicito.
    Un abrazo.
    Angel

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